martes, 23 de agosto de 2011

El Apoyo


Estaba lista para morir, ellos me darían una muerte rápida, mi sangre estaba esparcida en la mano de uno de ellos, escuchaba como rugían encantados de compartirme, la sangre adulzada los tenia frenéticos.
No se como sucedió, pero escuche perfectamente el casi silencioso aterrizaje de otro vampiro ¡Como si no fueran suficientes un trió!, termino desconcertándome cuando Víctor aflojo su agarre, quizá había considerado picarme y torturarme lentamente, como el sádico que era.
-Fred, vienes justo a tiempo-. Lo escuche decir.
No sabia si las fortunas existían o que, en este mundo, en el planeta tierra todo podía suceder, lentamente abrí mis ojos…
El vampiro recién llegado era alto, como de un metro noventa, era musculoso y rubio, no faltaba mencionar lo atractivo que era, con el rabillo de mi ojo izquierdo pude observar como Sophie se retorcía con repugnancia, la morena casi hiso la misma mueca, Víctor rio encantado.
-Adivina… hemos encontrado a esta criatura que dice decir que es mitad vampira, mitad humana-. Dijo Víctor con voz arrogante.
Le mire fieramente y solo provoqué su amarre, no podía decir que me asfixiaba,  pero su aprensión no era nada agradable, la fuerza que ejercía la morena no era de mucha ayuda, sentía fácilmente como hacia vibrar la mano de ella, Sophie resoplo disgustada.
-¿Y porque le hacen daño?-. Pregunto el tal Fred.
Víctor se encogió de hombros, Fred demostraba ser mucho mas mayor que él, porque no había mayor explicación ha que se contuviera con el aroma de mi sangre derramada.
-Me pareció que seria divertido, mira, ¿Puedes ver eso, su sangre extraña?-. Murmuró él.
-¿Por qué no la dejas en paz, eh? ¿No crees que con solo uno de ustedes era suficiente? ¿Qué tan sádico eres?-. Inquirió Fred.
-Por favor-. Dijo Víctor seguido de un bufido.
-Hazme el favor de soltarla, por favor-. Pidió el aterciopelado.
Le mire a los ojos al vampiro que pedía  misericordia por mí, aturdido me contemplo por un momento, vi claramente como frunció en entrecejo, quizá se había percatado de mi efluvio o quería darme muerte él mismo.
No se que hiso, porque Víctor se estremeció como si alguien le hubiera electrocutado, me soltó rápido, caí al suelo ya que mi pierna herida no me proporciono soporte alguno, no me di cuenta en absoluto cuando Víctor llevo consigo mi guardapelo, le mire a los ojos. Extendí mi brazo izquierdo, con el derecho apretaba la herida de mi cuello.
-Devuélvemelo-. Le grite, este solo sonrió, quizá creyó que le rogaría, no estaba para ello.
Curioso y entrometido abrió el prestillo y miro la foto que tenia adentro.
-Valla, estos sin duda que son vampiros, no hay computadora alguna que haga un fotomontaje como este, hum…-. Musito cuando vio a la mujer. –Si, esta es una vampira, muy hermosa… muy hermosa-.
-¡Devuélvemelo!-. Le grite, pero sonó como una imploración.
 Se lo paso a la morena, Sophie curiosa se acercó a ella para ver la foto, rieron encantadas por el parecido de mi padre.
-Devuélvanselo por favor-. Pidió nuevamente Fred.
Lo que me sorprendió es que yo era la única que lo miraba realmente a la cara, los demás le miraban con el ceño fruncido, creí que era por respeto, el prometía ser más maduro que todos ellos, una pequeña ráfaga de viento atrajo a mí su efluvio, reconocí su olor de inmediato, era el mismo vampiro que estuvo en el parque de Kentucky, suspire cuando Sophie me lo tiro a la cara.
-¡Vamos hermano! Su sangre puede ser más dulce que su aroma, o quizá amarga, no tengo idea, ¡vamos! Acompáñanos-. Le ofreció Víctor.
Fred dio un paso a mí, esta vez no cerraría los ojos hasta que estuviera completamente segura que me matarían, su rostro se vio totalmente iluminado por la luna, el iris de sus ojos eran rojizos, una gota de esperanza me arrulló.
Él vio mi repentina esperanza, no se porque, pero sonreí por esa idea, él me devolvió la misma sonrisa torcida, aferre mi guardapelo con mi mano libre, no quería separarme de el si iba a morir por este vampiro simpático.
Resoplaron intranquilos he inquietos mis verdugos, Fred me acurruco frente a mí, temblé y me aleje instintivamente, estaba sangrando y aunque fuera mayorcito no quitaba desconfianza en que no se controlaría cuando viera lo atractivo de mi sangrado.
Le sostuve la mirada, no tenía intenciones de apartarla de allí, ladeo su cabeza, el miedo no me permitía hablar, no creía que la senectud había hecho eso en sus ojos, era la sangre animal la única capaz de diluir el color del iris. Abrí un poco la boca, pero al no encontrar el habla la cerré.
-¡Vamos, Mátala!-. Casi demando la morena.
Fred se arrojo a ella y la tomo por el cuello como lo hiso Víctor conmigo, ella gimió de dolor, supuse, los otros intentaron ayudar a la cautiva pero se detuvieron rápidamente, era como si Fred los repeliera o eso fue lo que entendí.
-Fred, deja a ir a Mónica-. Pidió el líder.
Todos excepto Fred y yo mantuvimos la cordura, los otros se vieron cabizbajos por lo que les hacia sentir Fred, apreté mi herida, la profundidad impedía que sanara rápido, mi mayor problema era que no dejaba de cesar el sangrado, gemí de dolor cuando el frio impacto mi herida.
-¡Márchense!, no quiero lastimarte Víctor y no quiero guardar enemistad en lo absoluto contigo, pero si te empeñas en hacerle daño a esta chica me veré en la obligación de lastimarte-. Los amenazo.
-Como digas, suelta a Mónica y nos marchamos-. Prometió Víctor.
Cuando él la libero, rápidamente Víctor me miro y vi sus intenciones de matarme, a mi me costaría regenerarme si desprendía mis extremidades, yo sangraba y seguramente si me decapitaba, allí quedaría toda mi existencia.
Fred se interpuso rápidamente entre nosotros, el líder al verse asechado por cualquier cosa que ejercía Fred en ello lo retito de inmediato, yo no me veía afectada por su don, me era mas fácil verle a la cara que a Víctor.
Fred se acurrucó a mi lado cuando estuvo seguro que no me molestarían más mis yugos, aparto los cabellos que cubrían mis ojos, acaricio mi mejilla izquierda y sonrió simpático, no me quedo otra que corresponderle.
-Hola-. Dije, me sentí estúpida por decirlo, era lo único que se me ocurrí en ese momento.
-Hola-. Respondió. Rio entre dientes.
Mire detenidamente sus ojos rojizos, eran como los de mi madre cuando se incorporo a la dieta animal, hice una mueca de dolor, no sabia cuanto tiempo me tomaría sanar, lo único que no quería era una cicatriz en mi rostro. Reí nerviosamente, él levanto una ceja.
-Veo que el destino nos ha juntado por algo-. Me contemplo incrédulo. –La dieta animal se te da muy bien-. Hice un cumplido.
-¿Co- como lo sabes?-. Pregunto.
-Por el color de tus ojos-. Respondí de inmediato. –Solo la sangre animal puede diluir el color rojo, no puedo creerlo-. Negué con la cabeza, sonriente.
-Hablas como si lo supieras todo, como si leyeras mi mente-. Dijo después de un minuto deliberando mis palabras.
-No, el que lee mentes es mi padre-. Murmure apretando mi herida.
-¿Tu padre?-. Si me permitía le contaría toda la historia.
-Si, mi padre lee mentes, pero ¿Cómo fuiste capaz de enfrentarte a ese aquelarre? Era como si fueras un… un repelente de vampiro-. Musite.
-Si, tengo la capacidad de hacerlo, lo cual me recuerda ¿No te sientes mal al verme?, lo ases como si completaras a una pared en blanco-. Inquirió él, me encogí de hombros.
-Herede eso de mi madre, he allí el porque no me afecta en nada lo que eres capaz de hacer-. Le conteste.
La expresión incrédula lo hacia fruncir el entrecejo, sin duda sentía que le hablaba en otro idioma ininteligible, me di cuenta desde allí lo elegante que vestía, arrancó un trozo de su camiseta y me la entrego para que yo apretara mi cuello.
Sentí como la herida se estaba regenerando, ya no sangraba mucho, pero la herida no dejaba de dolerme, suspire y mire recelosa a Fred, no sabia si tenia otra habilidad o que, pero por el simple hecho de tener los ojos llegando a ambarinos, sentía que era mi amigo, ¡y mas! Mi superhombre.
-Cuéntame, me estoy quebrando la cabeza, ¿Cómo es eso que tienes padre?-. Pregunto confuso.
-¡Auch! Hum… veras, como sabes, soy hibrida, he nacido hace unos ocho anos, no soy tan mayor, es solo que tuve un desarrollo acelerado, ¡Ay!-. Gemí. –Son ellos, mira-. Le mostré mi guardapelo.
Fred miro detenidamente la fotografía, gemí nuevamente de dolor, esto me dejaría una cicatriz.
 -Sigo sin entender-. Murmuro.
-No es difícil, no tienes que entender todo, solo tienes que saber es que mi familia ha hecho lo mismo que tú, ellos se alimentan de sangre animal, no tengo que leer tu mente para saber que estas enamorado de una humana y no quieres lastimarle, esa es la razón de tu abstinencia-.
No lo había considerado, tal vez me había equivocado.
-Si, es verdad, por esa razón he buscado a un clan… un clan, se poco de ellos, los busque hace un par de meses en lo que fue su antigua morada, me vi acechado por unos lobos del tamaño de caballos salvajes, no se… creo que son difíciles de encontrar, eso demuestra lo poderosos que son-.
-¿Cómo se hacen llamar ello?-. Tal vez podría ayudarle en algo, él salvo mi vida, mi abuelo Carlisle seria conocedor de otro clan de ojos amarillos, quizá se trataban de los de Denali.
-Cullen-. Respondió al fin.
Mi rostro se torno impresionado, tanta coincidencia, este era el mismísimo vampiro que buscaron mis padres en nuestra ultima visita en Forks, el moverme provoco un dolor agudo.
-Cullen-. Repetí. -¡Auch! Eso quiere decir que tú eres Fred “El Freaky”-.Dije cuando por fin recordé su sobrenombre, él abrió los ojos como platos.
-Segura que no lees mi mente-. Comento después de sacudir su cabeza a los lados.
-No, como te he mencionado, mi padre es el lector de mentes, una noche me conto sobre ti, sobre un batallón de neófitos en Seattle, de victoria y de Bree…-.
-¿Eh? ¿Bree?-. Repitió y yo asentí. –Tenia tiempo de no escuchar ese nombre, ¿Ella esta viva?-.
-Siento dar malas noticias, pero no, los Vulturis le mataron hace mucho tiempo-.
-¿Los Vulturis? Ah ya… se de ellos, son muy poderosos, fue por ellos o mejor dicho, los testigos de sus actos que hicieron que los rumores de ustedes vinieran a mis oídos-.
-¿Rumores? Hum… creo que te refieres al hecho de que nos consideran “poderosos”-. Resople burlonamente.
-Mas que eso, ustedes son realeza, y sino me has mentido, eso te convierte a ti en princesa-. Hice una mueca, no me gustaba tanto la idea.
-Cuéntame ¿Qué más se dice de mi familia?-. Pedí, después un momento en silencio.
-Creo que ya lo sabes, que son muy poderosos, casi invencibles, que son tan poderosos como los Vulturis, que son capases de formar un batallón letal entre vampiros poderosos y perros enormes-. Dio una carcajada que me hiso estremecer.-se sabe perfectamente que son muy difíciles de vencer, son inexpugnables, que  todos ustedes poseen talentos, dones que les ayudan a saber si alguien piensa atacarlos, y…-.
-Bla, bla, bla-. Termine yo, él asintió.
-Y dime, perdón que suene brusco pero… ¿No me mientes?, todavía no puedo creer todo lo que me has dicho y…-. Coloque mi mano libre y la pose en su mejilla izquierda.
Le mostré las cosas necesarias, no tenia que mostrarle todo, solo lo necesario, después de un buen rato lo libere.
-¿Me crees ahora?-. Pregunte, sabiendo ya la respuesta.
-Sin dudarlo, ¿Renesmee?-.
-Dime Nessie, hum… aun no te he agradecido por salvar mi vida, te debo una grande-.
-No hay de que, me pareció despreciable el comportamiento de Víctor y su aquelarre, me han causado dolor de cabeza desde mucho tiempo, estuve a punto de no llegar a tiempo.- suspiro. -¿Te duele demasiado?-.
-No, el dolor no es mi preocupación, lo que mas me preocupa es la cicatriz que esto me dejara, si es que logra sanarse, claro-. Refunfuñé. –Gracias por salvarme-. Agregue después.
-No lo digas  mas, no hay de que, ¿Por qué estas sola? Siempre creí a los Cullen como un solo-.
-Si, y lo somos, lo que pasa es que estoy en una expedición en solitario, mi madre vendrá rápido-. Afirme.
-Hum… bueno-.
-Sabes, tengo muchas cosas a las cuales agradecerte, a demás de salvarme la vida, tú… bueno, te escapaste cuando el grupo liberado por Victoria amenazo con matar a toda mi familia, tú fuiste el único que escapo, o eso creo, de todas formas, mi madre era a quien darían muerte ese día-.
-Valla, no dejas de sorprenderme-.
Reí encantada, apenas llevaba una hora con él y me sentía feliz de su compañía, aunque estuviera en vías de recuperación, me estaba divirtiendo con Fred, tal vez fue un mal chico en un comienzo, la mayoría pasaba por esa etapa, pero ahora, ¡él era un gran tipo!
-Amas a un mortal ¿No es cierto?-. Dije para sacar plática.
-Si-. Respondió en tono de orgullo. –Pero no puedo acercarme mucho a ella, yo sabes, temo repelerla-. Se encogió de hombros.
-Hum… entiendo, ¿Y como piensas que podríamos ayudarte?-.
-No lo se, tenia la esperanza de que tuvieran algo con lo cual podrían ayudarme, le he esperado por mucho tiempo, le he visto crecer y madurar, quiero hacerla mi compañera-.
-¿Y que es lo que te detiene?-.
Dudó entonces, tal vez era íntimo, él no tenía que contármelo sino quería.
-Ella quiere descendencia, yo no puedo dárselo, no sin matarla-. ¡Ah! eso era complicado, pero no difícil.
-¿Quiere hijos?-. Él afirmo. –Bueno… no es algo fácil pero, tienen que ser los dos fuertes para sobrellevar y pasar por ello, una humana puede quedar embarazada de un vampiro, lo difícil es tratar de no matarla-. Espete.
-¿Pero como la salvo de morir desgarrada por dentro?-.
Hum… sin morir desgarrada… ¡Blim, blim!
-¿Qué tanto sabes?-. Pregunte.
-Solo se que ellas mueren en el alumbramiento, mueren desgarradas por… ejem, por los de tu clase-. No quería ofenderme, eso me hiso reír.
-Si, en parte es cierto, mi padre logro salvar a mi madre por un pelo, yo casi la mato, lo único que tiene que hacer es alimentarse de carne y sangre animal, cuando el bebé este afueras tienes que hacer todo lo posible para que su corazón no deje de latir-.
-Hum… ¿Vampirizacion de emergencia?-.
-Si-. Asentí. –Justamente-.
Me moví incómodamente, no pude evitar gemir de dolor ante ese acto.
-¿Te ayudo a levantarte?-. Ofreció, medio sonreí.
-Por favor-. Dije alegre, el suelo grasoso me daba pavor.
Fred se agazapó frente a mi, intento acomodar uno de sus brazos en mi pierna herida, no pude evitar el grito de dolor…
En un segundo todo cambio, Fred fue arrojado a la otra esquina, muy lejos de mí,  me puse ansiosa, quizá los otros vampiros habían decidido regresar, busque con la mirada el borrón que lastimo a mi amigo.
Reconocí perfectamente la pequeña silueta de tía Alice, ella era la que había apartado a Fred de mí, o quizá mi madre, mi tía llevo sus manos a sus sienes como si tuviera neuralgia, rezongó.
-Bella-. Llamo por mi madre, entonces estuvo a mi vista.
Mi madre ocupo el lugar de mi tía, mi mamá le gruñó a Fred, su don era impugne con mi madre. Cuando vi que se preparo para lastimarlo me alarme.
-Madre, dejadlo, él es Fred, un amigo-. Grite.
-¿Un amigo?-. Repitió mi tía, yo asentí. No dejo de gruñir.
-¡Mamá, déjalo!-. Exclame nuevamente.
Se alejo de él sin antes fulminarlo con la mirada amenazadoramente, suspire tranquila, Fred no era el culpable de mis heridas,  mi tía no le quito ojo, seguramente mi madre le estaba protegiendo con su escudo, en ningún momento Fred apaleó luchar  con ellas, simplemente había una tergiversación.
Mi madre me vio con verdadero dolor, se acerco a mi lentamente, como si temiese que la cercanía que mataría, sus ojos se movieron como si quisiesen llorar, yo la miraba de igual manera, odiaba el espacio que nos separaba.
-Ne… Nessie-. Susurro, con una mano extendida para acariciar mi mejilla izquierda.
-Mamá-. Dije yo, con mi mano libre toque su cara, le mostré lo tan feliz que estaba de reencontramos. Ella cerró sus ojos, dejándose llevar por el flujo de imágenes, suspire cuando le comente todo.
-¿Quién te hiso esto?-. Inquirió con voz ahogada. –Dímelo-.
-Unos vampiros, pero descuida, Fred los aparto de mí, el fue quien me salvo, los otros quisieron probar mi extraña sangre, son neófitos, ya sabes-. Mi tía resoplo de coraje, al igual que mi madre.
Reí, me sentía como la actriz que esta sucumbiendo, no seria este mi día, ahora que estaba mi madre cerca de mí, no lo seria… se giro entonces viendo con otra mirada a Fred, sin duda estaba agradecida.
-Gracias-. Musito, acercándose a él. –Estoy en deuda contigo-.
-No hay de que, cualquiera con cerebro lo hubiera hecho-. Respondió tranquilo, tía Alice abandonó su posición, ya no le guardaba recelo.
-¿Cómo sucedió?-. Pregunto mi madre, yo no quería hablar de ello, negué con la cabeza pero ella tomo mi mano, se la coloco en el cuello, no podía negarle las imágenes, se lo mostré todo, mostro sus colmillos.
Refunfuñé de dolor, la carne se me estaba uniendo, sanándose, eso no impedía que doliera.
-Déjame ver…-. Pidió ella tomando la mano que apretaba en mi herida, sentí sus dedos suaves, ella estaba preocupada.
No forcé a ocultárselo, miraba en tenue temblor de su cuerpo, le costaba trabajo contenerse de a por ir por el aquelarre, los vampiros eran vengativos por naturaleza, mi tía Alice se acerco, escuche como tragaba en veneno.
-Esto se ve mal, ¡Pero muy mal!-. Prorrumpo mi tía, mi madre asintió, mire a Fred, él se mantenía a distancia, precavido para no fastidiar a mis protectoras.
-La pierna…-. Susurro Fred, él también se preocupaba por mis heridas. Mi tía se apresuro a romper mi jeans.
Pude ver fácilmente la lividez de mi piel, en mi pierna había una resquebrajadura como porcelana agrietada, poca sangre había en ella, sin duda la peor parte me la lleve en el cuello, mi tía paso una mano tocando el camino herido de mi piel, tal vez el dolor era psicológico, ahora que estaba cómoda, no me dolía tanto.
-Esto me dejara una cicatriz enorme, me llevara mucho tiempo para sanar-. Comente, gemí cuando mi madre limpio con el mismo pañuelo mi sangre.
-Si, hay una forma de acelerar la curación-. Musito mi madre con ojo clínico en mi cuello. –Pero te será doloroso-.
-¿Cómo?-. Inquirí.
-La ponzoña de vampiro sirve para hemostático, será como alcohol, te dolerá demasiado-.
-No importa, hacedlo, no importa…-. Apreté el brazo que tenia en mi cuello.
Miro desesperada a mi tía, ella sonrió para infundirle valor, ella mordió sus labios claramente mortificada,  apreté nuevamente su brazo, no quería que tuviera temor. Asentí demostrándole mi valor.
-No tengo que perforar tu piel, no temas, no te morderé, solo necesitas saliva…-. Susurro conforme se acerco a mí, yo confiaba el ella, no tenia que desconfiar, además, ella era mi madre.
Tía Alice también se agazapo acercando su boca a mi pierna, cerré mis ojos, no quería mirar lo que harían, así tendría menos miedo.
Sentí sus lenguas heladas deslizase por mi piel herida, en ningún momento sus dientes me lastimaron, fue agradable en contacto pero luego, sentí caliente la parte húmeda, apreté mas el brazo de mi madre, cerré fuertemente mi boca para evitar los gritos y gemidos del dolor.
De seguro la reacción era como un analgésico en la piel, o quizá peor, quizá se podía comparar con la morfina, mi intento se mantener callada me fallo, no me di cuenta que estaba llorando de dolor, hasta que mi madre limpio con sus pulgares mis lagrimas.
Me retorcí allí, frente a ellas sin evitarlo, era un temblor indócil, gemí y me sacudí de dolor, mi madre me bisbiseaba para calmarme.
Levantarme levanto buena parte de mi cuerpo pasa acurrucarme en su pecho, me retorcí allí, ella acariciaba y tarareaba, arrullándome a callar,  era mas doloroso que el apretujón de Víctor y sus secuaces. Estuve en ese estado por media hora, las heridas estaban selladas, pero no dejaba de sentir el líquido en mis venas.
-Shhh… Nessie, calla, ya pasara, ya pasara-. Me contemplaba mi madre.
Cuando pude contemplar las sacudidas, Fred se ofreció por cargarme, mi madre no tuvo otra opción de aceptar su ayuda, él se agazapo para que yo me sujetara por sus hombros, me acomode fácilmente en su espalda, crucé mis piernas en su cintura, si necesitara oxigeno lo hubiera asfixiado.
-¿A dónde se dirigieron?-. Pregunto molesta mi madre.
   Sin duda se vengaría, no quería que lo hiciera, sabía perfectamente que los noveles eran más fuertes que los maduros, tía Alice sabía pelear contra ellos fácilmente, su don le era de mucha ayuda.
-Se fueron por el sur-. Respondió Fred de inmediato.
-¿No te molesta si le hacemos una visita?-. Inquirió mi tía, él negó con la cabeza.
-No son mis amigos ni nada por el estilo, si quieren visitarlos no tengo problema alguno-. Comento Fred mientras las guiaba.
Salimos y nos alejamos de la cuidad rumbo al Sur, era casi la llegada de la aurora, yo no rezongue en nada, ellas solo les llamarían la atención, o eso era lo que supuse en el camino.
Llegamos a una casa con aspecto claustrofóbico en las afueras de la cuidad, se escuchaban los ruidos de los vampiros, alguno de ello miraba televisión, podía escuchar la fogosidad que tenia los dos restantes,  se vieron alertas he interrumpidos con nuestra llegada.
Creí en un momento que mi madre llamaría a la puerta, fue mi tía la que derribó la tabla de un golpe, ambas tenia una mirada fiera, yo si fuera ellos, no me cruzaría en sus caminos. Me hice una seña a Fred para que nos quedáramos de espectadores, él estuvo más que de acuerdo. Separados, pero con la lejanía necesaria contemplamos la escena.
-¿Qué demonios pasa aquí?-. Dijo Víctor semi vestido.
-¿Qué se les ofrece? La ciudad es toda nuestra-. Gruñó Mónica, la cual era su amante, rápidamente se poso Sophie al otro lado de Víctor para resguardarlo.
-No venimos por su cochina y sucia sangre, sino para prevenirlos-. Contesto mi madre entre gruñidos.
-¡Aja! ¿Y porque, eh?-. Pregunto el vampiro. Mi madre le miro seriamente, después de un resoplido le mostro sus dientes.
Los gruñidos eran señal de reto, Víctor no tolero eso y se agazapo para atacarla, mi madre fue mas rápida y se arrojó a él, las otras intentaron ayudarle, pero tía Alice, no se como, pero las aparto de su lado,  se vio rodeaba por ellas, ambas reían altaneras, un simple movimiento mando a volar a Mónica, aprovecho el momento para desprenderle la mano a Sophie.
Mi madre como una fiera indomable, atrapo fácilmente por el cuello a Víctor, apretó de él, estaba segura que lo decapitaría sin problema alguno.
-Te gusta hacer daño ¿Eh?-. Susurró amenazadora mi madre. –No te metas con mi hija, ¡entendido!-. Vocifero realmente furiosa.
-¿Tu hija?-. Musito Víctor, mi madre le apretó mas el cuello, escuche como su piel se fragmentaba.
-Si, ¡mi hija idiota!-. Le aseguro ella.
-No se de que hablas-. Mintió él.
Ella rio sombríamente, sin duda la idea que un vampiro sufriera de amnesia.
-Te refrescare la memoria, atacaste a un chica hace unas tres horas… ¡ella es mi hija, maldito! Le atacaron ustedes y eso te costara un brazo-.
Como un rayo, le soltó no sin antes sujetarle bien del brazo izquierdo, de un tirón se lo arranco, ni siquiera le quedo oportunidad de escapar. Cuando Mónica intento ayudarle, mi madre le dio un puñetazo en la cara.
-No nos busquen, ni siquiera lo intenten, si lo hacen, morirán-. Les amenazo mi tía Alice. –Él que ose a meterse con nosotros, cualquiera de ustedes tres, verán las consecuencias-. Escupió el suelo y salieron las dos.
No sabia que hacer, o como comportarme, sin duda eran letales, aunque estos vampiros tenían la ventaja de la fuerza, pero aun así, no significaron nada para ellas, se acomodo los cabellos mi tía cuando salieron de esa indigente casa, mi madre escupió el veneno.
Si yo fuera ellos, tomara muy, muy a pecho sus amenazas, sabia que les costo refrenarse a matarlos del todo.
Nos esfúmanos de allí rápidamente, mi madre era ahora la que guiaba, fue una carrera contra el astro sol, no tardaría mucho en salir por las llanuras, no fue objeto de asombro dirigirnos al aeropuerto de Knoxville.
-Gracias por salvar a Nessie-. Dijo mi madre.
-Estamos en deuda contigo, si pudiéramos hacer algo por ti…-. Ofreció mi tía.
-No, no hay de que, Nessie me dijo todo lo que quería saber-. Afirmo él.
-Ahora que me doy cuenta…-. Musito mi madre. –Tienes los ojos color naranja rojizo, compartes las mismas ideologías que nosotras-.
-Si, Nessie me comento de ello, tienen que saber que ahora no es nada extraño, muchos, después de que los sanguinarios Vulturis quisieron acabarlos tomaron su idea y respeto al mundo humano.- Suspiro. –Hay muchos que han seguido sus pasos-.
-Oh… ya hemos escuchado algo similar, pero es bueno escucharlo de la boca de alguien que realmente lo esta practicando, se bienvenido-. Le ofreció tía Alice su mano.
Yo aun me encontraba en la espalda de Fred, no le fue difícil sostenerme con solo una mano, le estrechó la mano tranquilamente, a mí me simpatizaba Fred.
-Siéntete libre de visitarnos cuando quieras-. Dijo mi madre, toda la familia estaría agradecida con él.
 Me deposito en el suelo, cuando mi madre le dio la dirección y el número telefónico, podía sostenerme bien, pero trastabille por un momento, mi tía estuvo presta a sostenerme antes que me estampara en el asfalto.
-Gracias-. Espeto Fred. –Hasta entonces-. Se despidió con una mano.
-Hasta entonces-. Respondieron ella, yo me acerque más a él.
Le di un beso en la mejilla, mostrándole mi entera gratitud, y mi educación, Fred paso efímeramente uno se sus brazos en mis hombros, medio me apretó.
Nos alejamos allí, mi madre ocupo el lugar de mi tía, supuse que iría a buscar algún equipaje escondido,  abrace fuertemente a mi madre, ella me apretó a su cuerpo, su temperatura gélida no fue motivo para que castañeara mis dientes, estaba mas que agradecida de tenerla cerca. Ella froto mi espalda para proporcionarme calor.
Mi tía llego dos minutos después, con un maletín de mano, saco de allí ropa para mí, no seria nada prudente andar ensangrentada en el aeropuerto. Me acompañaron a la oscuridad, allí me deshice de mis ropas. Oculte mi cuello con una bufanda, tenia pinta de alguien que estaba en vías de recuperación, o alguien lesionado de pierna.
Fue un verdadero aplacamiento saber que traían consigo mi pasaporte, mi tía compro boletos de primera, ella me dejo ir con mi madre, me sentía feliz y segura entre sus brazos, casi silencioso tarareó una canción muy conocida en mí para dormirme.

1 comentario:

  1. !Mañana el final! bu.... me duele de tanto estar sentada, el cerebro se me enfria x ratos, he invertido todas mis neuronas en esto,,, eaeaeae :3, disgriten el final, estara lista para 2 dias, mas o menos.

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